Casi dos semanas nos han hecho falta para borrar la imagen de la tremenda lluvia que machacó a los casi 7000 ciclistas que finalmente tomaron la salida.
El día amaneció despejado y con buena temperatura, lo que animó a muchos de los participantes a cargar únicamente con manguitos y cortavientos pero, al llegar a la altura de la estación de Canfranc todo empieza a cambiar. El cielo rápidamente tornó al negro y en el termómetro del coche de asistencia la temperatura descendía rápidamente.
El Somport marcó el final de la aventura para muchos ya que la lluvia era incesante y hacía peligrosísima la bajada hacia el lado francés. El viento seco del norte que soplaba en el Portalet convirtió todo el agua que cubría a los ciclistas en cubitos de hielo, provocando un sinfín de bajas por hipotermia.
En total, 1811 participantes no llegaron a terminar la prueba.
Nuestro mecánico en el coche de asistencia pudo comprobar cómo el frío dejaba fuera de combate a muchos participantes que, tratando de arreglar un pinchado, eran incapaces de sujetar las herramientas. Prácticamente todo el trabajo de asistencia consistió en reparar pinchazos, aunque también hubo que sustituir alguna cubierta e incluso reparar una rueda trasera.
En esta edición apenas hubo accidentes de gravedad debido a la lluvia que hizo aflojar mucho el ritmo.
Hay que hacer una mención especial a la presentación que realizó Orbea de su nueva Orca. Todo el mundo estaba espectante y desde muchos minutos antes de que terminara la cuenta atrás, es stand era un hervidero de gente que se arremolinaba nerviosa en torno a las lonas que ocultaban esta nueva máquina.
Desde ahora ya solo nos queda esperar que la climatología respete en la próxima edición en la que sin duda estaremos ayudando en lo que se necesite.
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